miércoles, 14 de octubre de 2009

Corre Lola Corre

Domingo de maratón en la Ciudad de Buenos Aires. Todo, absolutamente todo cortado. Desde la mismísima puerta de mi hogar. Ingenuamente, me aproximo a un policía cortador de calle con el corazón lleno de esperanzas de que él sería capaz de resolver mi dilema y me indicaría como podría llegar a la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires en algún tipo de vehiculo motorizado. Entonces se suscitó el siguiente dialogo:
- "Buen día, mire yo tengo que ir a Puerto Madero, del otro lado del puente de Buquebus ¿sabe como puedo hacer para llegar?" indagué con mi mochila en mano y cara de perrito mojado
- "Bueno podes tomar 9 de Julio y bajar por Belgrano y ahí, bueno ahí no podes hacer nada más" me contestó confusamente
- "Pero como ¿no puedo llegar en auto?" pregunté ingenuamente
- "No, vas a tener que ir a pie" me respondió.
Fue así como mochila al hombro comenzó nuestra lenta peregrinación. En el camino supimos encontrarnos con otros en nuestra misma situación, quienes reconocimos por llevar el salvavidas al hombro. Incluso con algunos que se aventuraron a ir en auto contramano por Florida (¿existe tal cosa como ir contramano en una calle peatonal?).
Finalmente, exhaustos (mucho mas que el centenar de corredores que pasaban con un ritmo envidiable y remeras con leyendas del tipo “Gracias vieja por darme estas gambas” o “Esto lo hago por vos bichito”) logramos llegar al Club. Allí encontramos personas que, al igual que nosotros, habían vivido odiseas terribles dignas de películas Hollywoodenses para llegar. Claramente el personaje mas citado fue Junior, quien había asegurado que “hasta las 8 tenemos el paso garantizado” por lo que todos madrugamos solo para encontrarnos que dicha afirmación era completamente falsa.
Nuevamente sufrimos una leve postergación en la bajada al agua que bastó para escuchar la historia de amor de Hirry y darle tiempo a algunos muchachos para recuperarse ya que, con la juventud a flor de piel, vinieron derechito desde la noche porteña. Finalmente, con las banderas flameando furiosamente mientras veíamos como un par de Laseristas se la ponían en el antepuerto, fuimos habilitados. Como siempre la habilitación de la rampa despierta, cuan supervivencia selvática, lo peor de cada uno. Hay gente que mataría a la madre –o golpearía a la novia- con tal de conseguir un lugar en la fila peregrinante de barcos que se desplazan lentamente. A lo largo del fin de semana hemos presenciado la violencia mas pura y animal con tal de tener un lugar lejos del barro, cerca de la calle y llegar antes a la rampa. Todo para luego ser demorados girando en círculos a la espera de la salida de algún buque.
El pronóstico falló nuevamente. “Esto después del mediodía calma” fue una frase que tuve presente cada vez que derivaba el barlovento y me tumbaba por la inercia misma del viento sobre nuestros frágiles cuerpitos. Sin embargo, el viento nos entregó un excelente espectáculo. Barcos planeando a gran velocidad hacia todos lados e incluso las más espectaculares tumbadas, como la que sufrieron Hirry y el Ingeniero sobre sus cabezas en el sotavento, cuando los niños rosarinos –Florencia y Andrés- terminaron incrustando su mástil en el barco de los mismos. “No se yo no entendía nada, de golpe tenia un palo en la cabeza, no lo vi venir” declaró el Sr. Abade (entre nos Hirry, así sea el palo del Fortuna III tampoco lo ibas a ver venir). Gran palo se pusieron Sol y Fran cuando decidieron probar si el barco navegaba para abajo y se incrustaron en una ola.
Mención aparte merecen en este blog dos luchadores incansables, que sin temor, salieron a combatir la tempestad. A pesar de tumbarse sistemáticamente antes de cada largada y de su avanzada edad ellos no temieron y enfrentaron la adversidad. Por suerte ambos llegaron con vida al club donde Panqueque los esperaba con unas exquisitas galletitas recién horneadas. Pensándolo bien, lo que merece una mención son las galletitas, estaban más buenas que comer pollo con la mano. Menos mal que estos señores volvieron a las pistas para poder disfrutar de semejante deleite gastronomico. Esperamos verlos más seguido entre nosotros (a ellos y fundamentalmente a la cocinera por supuesto).
En fin, el día me dejó más cansada que una babosa acalambrada y con moretones de tamaños inéditos que incluso llevaron a mamá Cora a pronunciar la ridícula frase “Sofía esto es peligroso, si seguís así te vas a morir de un moretón”. En vano intenté explicarle que la gente, por ahora, no se muere de moretones.
XOXO
Disclaimer: el presente texto representa SOLO la opinión de la autora y no refleja en ninguna manera la opinión de la Asociación de Skiff Argentina y de la Clase 29er en su conjunto. Los hechos y personajes citados en la presente son ficción y cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante vision de los hechos !! jajajaj

Agro Synergia SA dijo...

Ardi/Brike , seria muy bueno haganse una lycra con la siguiente inscripcion "gracias mi amor por dejarme navegar"

Anónimo dijo...

jojo.. muy buen relato del domingoo..

pero creoo no ser el unico esperando el gran relato del lunes...
y me encantaria saver si hay fotos de la increible triple cucharita debajo de la carpa de 29er.. jajaja