miércoles, 24 de febrero de 2010

Dia 'D'



Me voy a referir a los hechos que SACUDIERON literalmente a los habitantes de la casa. El día 4 de Febrero, sucedieron varios sucesos relevantes. Primero, llegó Jose Subías. Su corta presencia en la casa ayudó a que las comadrejas no anidaran por los rincones y la cocina no pareciera alguna locación post bombardeada de la segunda guerra mundial. El segundo suceso, que marcó el resto de la estadía en La Feliz, fue el desagradable robo del que fuimos víctimas. Así es, mientras nosotros felizmente navegábamos (mentira, yo ni si quiera navegaba, estaba junto a mi timonel paraditas en la rampa sufriendo de frustración crónica por problemas con el cable de tensión), alguien entró furtivamente a nuestro chalet y se llevó lo que encontró. Si si, encontró laptop, cámara, ipod, celular, play, mucha plata en efectivo y mucha ropa. Y si, obviamente, se los llevó. El delincuente había arrancado una reja de nuestra mansión y había entrado por una ventana de la cocina. El cuadro era desesperante (Marito se había quedado sin calzoncillos) y partió Mosta-caballero-andante-titular-del-alquiler (después de decir “que no panda el cúnico, aca mando yo” cual Chapulín Colorado) a hacer la denuncia. Quien les escribe partió rumbo al centro a encontrar un lugar donde depositar los 1200 pesos que ese mismo día había cobrado de las anualidades de la clase en la que corre (ya me habían afanado mi propia plata, ni a gancho dejaba esa plata que no era de mi propiedad en esa casa). En ese período de tiempo, el anteriormente nombrado Mosta fue e hizo la denuncia en la Comisaría 5ta de Punta Mogotes, donde según sus propias declaraciones, mucha bolilla no le dieron. Mientras estaba en Alem buscando un Banco Galicia (no, no lo encontré) recibí un llamado de mi tío y padrino Rafa, quien resultó ser una parte muy importante de la historia. A saber, mi tío trabaja en Asuntos Internos de la Policía Bonaerense. Este es el departamento policial que se ocupa de investigar los crímenes que hacen los mismos que se supone que tienen que combatirlos (es decir, los policías). Me hizo una serie de preguntas y me encomendó una misión: averiguar en qué comisaría habían hecho la denuncia. Y que misión: intentar que un Mosta estresado te responda lo que estás preguntando puede ser algo bastante complicado. Luego del pasaje de información, mi tío me comunicó: “Va a ir la policía a la casa, vos presentate, explica lo que pasó y hace lo que te digan. Hable con ellos y me dijeron que van a tener consigna policial (esto es un custodio) durante el día, hasta que termine el campeonato”

Luego de la infructuosa búsqueda del Galicia, regresé a la casa ultrajada, a la cual llegaron luego de un rato los efectivos policiales que velan por nuestra seguridad. Se presentó ante nosotros el Sub Jefe Departamental quien nos explicó los procedimientos básicos a realizarse en nuestra casa. Yo muy correctamente me presenté como la sobrina del Dr. R, lo que me transformó en la principal receptora de las explicaciones de los sucesos que ocurrirían. Aparte de los dos patrulleros cargados de policías que se encargaron de indagar por la zona en busca de testigos, llegó una camioneta de la Policía Científica. La misma se iba a encargar de diversas tareas: buscar las huellas dactilares por toda la casa, elaborar un plano y averiguar lo que pudieran. Mientras tanto, de la comisaría local (la famosa 5ta) venían nada más ni nada menos que el comisario y un par de efectivos para tomar declaración a los damnificados (osea, nosotros). El Sub Jefe nos dio al denunciante (Mosta) y a mi su tarjeta, bajo la condición de que “lo llamara cualquier problema”. El Cacique Mosta convocó a una reunión de la tribu, para decidir el destino de la misma: Diego (el señor de la inmobiliaria) nos había ofrecido otra casa, pero llegamos a la conclusión de que permaneceríamos en la misma (pero con custodio). Mientras tanto, como si no hubiera suficiente lío, y con un impresionante bajo perfil, se desató una importante interna en una de las tripulaciones que terminó con una ruptura irreconciliable y un regreso a Buenos Aires. Al mismo tiempo un par de policías tomaban declaración en el comedor de la mansión, y una señorita, mientras contestaba todas las preguntas que le hacían (Ale Gherghi demandó mucha información, no sabemos si era porque le gustaba la policía o tiene planeado dar un gran golpe), espolvoreaba el polvito que vemos en las películas para las huellas digitales en la cocina y en los cuartos (siendo fotografiada por Toti). Otro policía efectuaba, custodiado por Luz, un plano de la casa. Tomaron declaración a los 7 damnificados, muchas huellas digitales, el planito, y tras un par de recomendaciones y promesas del Sub Jefe, el circo partió.El resto de la estadía, tuvimos durante el día, un policía sentado en la puerta de nuestra casa (ah, los de la otra casa (anexo casa skiff) donde vivía mi hermano (se, el también es turbio) también tenían su custodio) que velaba por nuestra seguridad y la de los bienes que permanecían en la casa.

La catarata de preguntas y comentarios que esto desencadenó se veía venir desde que empezaron a caer los patrulleros. “¿Y porque todo esto de policía científica y custodio?” “No se, Feli hizo unos llamados…” “Fue mi tío..” “Pero tu tío que es, mafioso?” “No , trabaja en Asuntos Internos” “Ah y eso?” “Pero acá en Mar del Plata?” “No, en Buenos Aires” “Pero y como hizo?” “Y… llamó desde allá” “Uhhh Feli, sos una turbia!” “Ya está, de ahora en más si me pasa algo soy pariente de … como se llama?” (este fue Ale Gherghi) “No te caigo mal, no Feli?” (Ale , de vuelta) “Feli, puedo ser tu amigo?” (Mosta) "Que contactos!" "Y yo pagué una multa por estacionar mal y vos tenés a este tío turbio ahi adentro..!!" (Koco)

Es por esto, que en algunos círculos soy conocida ahora como La Turbia.

Saluda atentamente

Feli Roldan, alias La Turbia.

1 comentario:

Sofi dijo...

Jajaja plissssssssss que buen relato.
Felicitaciones Feli!